“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)

La fórmula de Karmelo C. Iribarren




LA FÓRMULA

Hay que estar preparados para lo peor 
y disfrutar de lo bueno. Esa es 
la fórmula. Saber que nada es duradero; 
que la palabra siempre es engañosa, 
falsa, equívoca; que lo que hoy nos une 
eternamente, mañana será polvo, odio quizás, 
historia de la mala; que la vida se venga 
en la felicidad. Saber que será así, 
o podrá serlo. Y vivir como si el tiempo 
nos debiese algo, como si fuese nuestro, 
exigiéndole al contado lo que nos pertenece.

Ventajas de las redes sociales




Ya no es necesario encontrar un Virgilio que se preste a hacer de cicerone por el mismísimo Infierno para contemplar las miserias del alma humana. Con abrir una cuenta en Twitter, hoy en día, es más que suficiente.

Coaching laboral




Tienes un trabajo de mierda, un horario incompatible con la vida, cobras una puta miseria por hacer algo que no te gusta,…   y resulta que nada, absolutamente nada de eso, tiene que ver con tu felicidad. Todo parece indicar que el verdadero problema es que no tienes la actitud correcta. Al parecer, el único responsable eres sencillamente tú; no puedes culpar a nadie de no haber sabido generar una perspectiva emocionalmente adecuada desde la que contemplar tu vida bajo un punto de vista que permita aumentar tu autoestima y estimular tu crecimiento interior, herramientas con las cuales afrontar con optimismo y afán de superación los retos que la vida te plantea. 

Yo la verdad prefería el método antiguo, por inútil que sea: echarle la culpa al jefe y cagarme en todos sus muertos.

El reloj y el tiempo


Era el reloj del abuelo y cuando papá me lo dio dijo, Quentin,  te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; será extremadamente fácil que lo uses para alcanzar el reductio absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles."


 William Faulkner, "El ruido y la furia".