No sé en qué momento exacto de mi vida quitaron la red. Solo sé que ignorante e inconsciente del peligro, con la alegría y la fe ciega del que no conoce otro camino, seguí avanzando. La cuerda cada vez más alta, a cada paso más inestable y de repente, a 538 metros de altura, el abismo. ¿Pero qué diablos hago yo aquí?
Silencio y vértigo como única respuesta.
El truco está en no mirar abajo o no subir al alambre.
ResponderEliminarUna lúcida metáfora de la condición humana.
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