Maldito hijo de puta. Ese verso es mío. ¿Cómo se te ocurre utilizarlo? ¿Cómo tienes la osadía de afirmar que todo es fruto de tu ingenio? Dios….como te odio.
Cada vez que leo un poema y me gusta, en lugar de sentir admiración por su autor, lo que siento es un profundo y absoluto desprecio. No es envidia, no… es rabia. La rabia de saber que he sido víctima de un expolio. ¿Cómo ha podido ese cabrón entrar en lo más profundo de mi ser? ¿Cómo demonios ha podido llevarse eso que siento, que me atormenta, que me conmueve? Ese verso es mío, solo mío. Maldito seas.
Me siento identificado con tus palabras. Creo que esa sensación violenta te la agradece el autor del poema.
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