No tenemos remedio

El presidente de la Asociación de Militares Españoles (AME) reclama el estado de guerra en caso de independencia de Cataluña:

“España es una nación indisoluble totalmente y en caso de amenaza de fractura o en caso de separatismo nuestro punto de vista es que se declare el estado de guerra, o el estado de excepción o el estado de sitio”.
Varios  eurodiputados catalanes, por su parte, envían una carta a la Vicepresidenta de la Comisión Europea de Justicia y Libertad:

“Nos dirigimos a usted a fin de transmitirle nuestra alta preocupación por una serie de amenazas sobre el uso de la fuerza militar contra la población catalana…”.
Verdaderamente  surrealista, rozando casi el esperpento. Pero es que España es un país surrealista y esperpéntico. No hace tanto tiempo, en 1873,  el gobierno cantonal de Cartagena se pone en contacto con los Estados Unidos para solicitar su entrada en la Unión, la ciudad de Granada le declara la guerra a su vecina Jaén, Utrera se independiza de Sevilla y la nación de Jumilla amenaza a la nación de Murcia:

“La nación Jumillana desea vivir en paz con todas las naciones vecinas y, sobre todo, con la nación murciana, su vecina; pero si hoyara su territorio, Jumilla se defenderá, como los héroes del Dos de Mayo, y triunfará en la demanda, resuelta completamente a llegar, en sus justísimos desquites, hasta Murcia, y a no dejar en Murcia piedra sobre piedra.”
 Está visto que no tenemos remedio.

1 comentario:

  1. Sobre la rebelión cantonal de Cartagena (que acuñó su propia moneda)tiene Ramón J. Sender una novela: "Mr. Witt en el cantón".

    Tienes razón: España es esperpéntica. Si lo sabía Valle-Inclán.

    Lo de Jumilla es alucinante.

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