Los días luminosos, blancos, y las noches tranquilas y negras se entretejen con días negros y noches en blanco formando una trama, parecida a un tablero de ajedrez, a la que llamamos vida. A veces el final se ve venir, te queda el rey y un peón y sabes que es tan sólo cuestión de tiempo. Pero otras, el jaque mate aparece de repente, a mitad de la partida, mientras te afanas poniendo a salvo un alfil.
Cada uno de nuestros movimientos es irreverible y acaba siendo por insignificante que parezca, vital y trascendente en esa partida, que perdida de antemano, mantenemos día a día contra el reloj y ese astuto jugador que es el Destino.
Cada uno de nuestros movimientos es irreverible y acaba siendo por insignificante que parezca, vital y trascendente en esa partida, que perdida de antemano, mantenemos día a día contra el reloj y ese astuto jugador que es el Destino.
PRECIOSA Y PRECISA FORMA DE RESUMIR LA VIDA OS QUIERO A LOS TRES
ResponderEliminarSi supiésemos jugar mejor al ajedrez otro gallo nos cantaría.
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