Una tarde un ingeniero aeroespacial paseaba por el parque pensando en la trascendencia del ser, en el sentido filosófico de la existencia, en los efectos que sobre el alma produce la belleza. En ese mismo instante y en ese mismo parque, un catedrático de filosofía y letras, mientras columpia a su nieto, se pregunta por las leyes que rigen el Universo y la trascendencia de las leyes de la Termodinámica. Uno y otro, aunque sobradamente preparados en sus campos, se sienten angustiados, insatisfechos, incompletos,…
Durante unos segundos los dos desconocidos cruzan sus miradas y sonríen indulgentes envidiándose el uno al otro por lo que suponen una vida feliz e ignorante.
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