“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)

El Miedo - Gabriel Chevallier

Los hombres son imbéciles e ignorantes. De ahí les viene su miseria. En lugar de reflexionar, se creen lo que les cuentan, lo que les enseñan. Eligen jefes y amos sin juzgarlos, con un gusto funesto por la esclavitud. Los hombres son unos mansos corderos. Es lo que hace posible los ejércitos y las guerras. Mueren víctimas de su estúpida docilidad.

Cuando se ha visto la guerra como yo la acabo de ver, uno se pregunta: "¿Cómo se puede aceptar una cosa así? ¿Qué tratado de fronteras, qué honor nacional puede legitimar semejante cosa? ¿Cómo se puede maquillar de ideal lo que es simple bandidaje, y obligar a admitirlo?".

Se dijo a los alemanes: "¡Adelante con la guerra lozana y alegre! ¡Nach Paris y Dios sea con nosotros, por una Alemania más grande!". Y los buenos alemanes pacíficos, que se lo toman todo en serio, se movilizaron para la conquista, se convirtieron en bestias feroces.
 
Se dijo a los franceses: "Nos atacan. Es la guerra del derecho y de la revancha. ¡A Berlín!". Y los franceses pacifistas, los franceses que no se toman nada en serio, interrumpieron sus ensoñaciones de pequeños rentistas para ir a batirse.

Y lo mismo ocurrió con los austriacos, los belgas, los ingleses, los rusos, los turcos y a continuación los italianos. En una semana, veinte millones de hombres civilizados, ocupados en vivir, en amar, en ganar dinero, en labrarse un futuro, han recibido la consigna de interrumpirlo todo para ir a matar a otros hombres. Y esos veinte millones de individuos han aceptado esta consigna porque se los había convencido de que tal era su deber.

Veinte millones, todos de buena fe, todos de acuerdo con Dios y con su príncipe... Veinte millones de imbéciles... ¡Como yo!
El miedo, de Gabriel Chevallier


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