Paseaba
despacio, con pasos cortos, distraído y mirando al cielo. Contemplaba la gran
bola de fuego que lo iluminaba todo y las nubes que mudaban lentamente. Fuego,
aire, agua…Especulaba sobre el principio material de la Naturaleza e intentó,
por primera vez, aparcar todos los mitos, todos los dioses y dudar, dudar de
todas las explicaciones oídas hasta entonces. Intentaba, a su manera, describir
de una forma completamente racional la naturaleza del mundo que le rodeaba. La
razón, el logos, como única herramienta. De repente, alzó la voz y dijo:
-
Papa, mama…. Si
el Sol está en el cielo y es fuego, y la lluvia cae del cielo ¿Por qué el agua
del cielo no apaga el Sol?
No
recuerdo la explicación, solo recuerdo la cara del niño. Su expresión parecía
decir: “No comprendéis nada”. Fue, seguramente, como si Homero hubiese respondido
a las dudas de Tales. Siguió paseando, al lado de sus padres y mirando al
cielo, no sé si buscando otras preguntas o, tal vez, otras respuestas.
NO SÉ POR QUÉ SERA QUE ESE NIÑO ME RECUERDA A ALGUIEN.....
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