Con cada pulsación de
teclado, con cada clic de ratón, con cada búsqueda en Google, dejamos una huella tan nítida de nosotros
mismos como si caminásemos descalzos por la arena. Con cada página web abierta,
comentario publicado, foto subida a facebook o compra on-line realizada, un sencillo
algoritmo informático es capaz de seguirnos la pista, cual sabueso, e identificar
nuestras aficiones, nuestros gustos, nuestras creencias, nuestra ideología,
todas y cada una de nuestras venturas y miserias. Una vez dado caza, tan sólo
hay que clasificar y etiquetar: español, treintañero, casado, con un hijo, funcionario,
creyente, católico, de derechas,… la lista puede ser inmensa y se acrecienta,
en un proceso automático, con cada acción que realizamos.
Ultra personalización algorítmica, una idea diabólica pero a la vez brillante y sencilla. Consiste en seleccionar los resultados de nuestras búsquedas según
nuestro perfil de tal forma que se ofrezca a cada uno exactamente aquello
que quiera leer, oír o ver. En psicología existe un
concepto conocido como sesgo confirmatorio según el cual los individuos damos
mayor credibilidad a aquellas informaciones que refuerzan nuestras ideas
iniciales, sean éstas fundadas o infundadas, sobre un cierto tema. Todos estaríamos así encantados y además psicológicamente
predispuestos a aceptar la información como cierta, por cuestionable que esta
sea. ¿Para qué llevarnos un mal sofocón? ¿A quién le importa la verdad? Que la
realidad no estropee ni a unos un buen titular ni a otros el día. Al final lo único
y verdaderamente importante es que el contador de visitas siga aumentando. Más
opio para el pueblo.
Así es,
ResponderEliminarsaludos.
Metes miedo desentrañando la realidad.
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