Las celdas amplias producen una engañosa sensación
de libertad. Si a la amplitud le sumamos además la belleza entonces estas
perdido; nadie entenderá por qué lamentas tanto tu agradable cautiverio. O
asumes rápidamente que esta cárcel es tu hogar o tomarán por locura tanto grito
lastimero.
Que buena observación y perspectiva has tenido.
ResponderEliminarMe gusta esta entrada pero quiero decirte algo creo que la libertad total no existe y que la poca que podamos tener tenemos que fabricarnosla nosotros mismos y casi siempre la encontramos donde estan aquellos que queremos independientemente del lugar Tambien que los lugares se mitifican y que a veces eso que parecen carceles es lo más parecido a la libertad Un beso
ResponderEliminarEsta tarde me he comprado un libro de Nikos Kazantzakis y me he acordado. En la parte posterior de su tumba puede leerse a modo de epitafio: “No espero nada. No temo nada. Soy libre”. Tal vez ocurra con la libertad lo mismo que dicen que ocurre con la economía, que no sea más que un estado de ánimo.
ResponderEliminarPero pensandolo bien no creo que tuviese huevos a defender la misma postura en OCAÑA II, por ejemplo. Me temo que todo esto no sean más que cosas de gentes a las que le sobran libertad y tiempo.
Es verdad que no somos completamente libres, pero no me gustaría verme entre las rejas de una cárcel pensando quizás en mi epitafio, mirando la araña que cae del techo y se va la muy fresca a la calle mientras me agarro a una de sus patitas y me pego un buen porrazo con una de las rejas...:)
ResponderEliminarSolo el cautivo desea libertad. El hombre libre no sabe lo que es la libertad ergo nadie es libre.
ResponderEliminarPues no quisiera verme entre rejas para saber lo que es la libertad, precisamente por eso, porque ya sabemos que no somos libres.¿ Más rejas todavía?.
ResponderEliminarPerdonad, pero es que me siento en cautiverio.