“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)

El hundimiento



-       ¡Venid! ¡Mirad! ¡Hay un hombre ahí, hundiéndose en el lodazal! 
 -          ¿Pero cómo ha sido? 
-          ¿Cómo ha ocurrido? 
-          ¡Parece increíble! ¿Cómo habrá llegado hasta ahí?
-     Estaba justo delante de mí. Caminaba confiado, tranquilo, yo diría que incluso feliz, con paso firme, decidido.
-          Es verdad todo lo que dice,  lo puedo corroborar.
-          Pero no sé si por una mala decisión, un mal paso o simplemente mala suerte se salió del camino y por el terraplén abajo se fue hacia el cenagal.
-     Mucha gente lo vio rodar. Primero se quedó sin trabajo, luego sin paro, posteriormente se le terminó cualquier ayuda de tipo económica, durante una temporada pudo tirar de ahorros pero se terminaron enseguida; actualmente no tiene ningún tipo de ingreso y no recibe ningún tipo de ayuda. Creo que ha ya agotado todas las posibilidades: Asistente Social, Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos,.. todo.
-          Creo haber oído que su mujer está gravemente enferma.
-          Sí, cuando las desgracias llegan, nunca llegan solas.
-    Con todo eso le han echado de su casa y ya debe seis meses de alquiler en la que vive ahora.

La gente se arremolinaba a su alrededor. En cuatro años da tiempo a que se arremoline mucha gente.

-      Es una vergüenza permitir que un hombre así esté en semejante situación.
-       Es verdad, tenemos un gobierno y unos políticos inútiles.
-   Eso es, eso es… la culpa es del gobierno, del ayuntamiento y de toda esa sarta de políticos corruptos que tenemos y que no hacen más que chupar…
-    ¡Eh mirad! ¡Mirad como se hunde! ¡Hay que hacer algo!
-   ¡Es vergonzoso! ¡Protestemos! ¡Dinamitemos el Ayuntamiento!
-   ¡Asaltemos las Instituciones! ¡Quememos contenedores! ¡No se le puede hacer esto a gente honrada! - ¡Esta situación no puede quedar impune!

Y de repente alguien, ingenuamente, pregunta:
 -          ¿Y si intentásemos bajar y sacarlo nosotros del pozo?
-          Bueno… yo es que estoy un poco apurado ahora mismo.
-          A mí me pilla en un mal momento, en cinco minutos tengo cita en el médico.
-          Yo es que entro a trabajar ahora mismo.
-          Llevo puesto el traje nuevo… comprendedme.
-         La verdad es que es una pena… pero es que yo pasaba por aquí de casualidad… no le conozco de nada…
-          Sigue hundiéndose… mirad, ya está hundido hasta la cintura.

Todo el mundo que se enteraba del asunto pasaba por allí y sacaba la cabeza para contemplar la escena.

 -          Es una verdadera pena.
-          El caso es que parece que lo está llevando bien…
-          Que estoicismo…
-          Ni un improperio, ni un mal gesto, ahí está hundiéndose sin perder las formas ni la dignidad.
-          Dicen que si se mueve se hundiría más rápidamente.
-          La verdad es que su actitud es digna de envidia.
-          Yo no sé si podría soportarlo.
-          Nada… que no deja de hundirse. Le llega el barro al cuello.

No todo fue indiferencia, también había quien, misericordiosamente y con total buena fe,  le ofreció toda su ayuda.

-          Tal vez podamos ponerle música para que se entretenga un poco.
-          Déjate de músicas… ¡EEEEEEEH¡   ¿QUIERES QUE TE BAJEMOS UN TELEVISOR?
-          Mi hijo estuvo hace unos días aquí y le tiró las obras completas de Benito Pérez Galdós.
-      Yo, como representante de Viajes el Corte Inglés, le hago entrega de un cheque viaje para dos personas al corazón de Manhattan.
-       La Asociación de Ferreteros Españoles, de la que soy Presidente, le obsequia con esta magnífica colección de herramientas dignas de un autentico profesional, todas ellas perfectamente organizadas en una utilísima caja fácilmente transportable, para que siempre las tenga a su total disposición.
-        Rápido, rápido, que pase el siguiente que quiera colaborar que se nos hunde. Ya le llega el lodo al cuello.

 Pero sin duda la ayuda más inestimable fue la ofrecida por los medios de comunicación al hacerse eco de la noticia. El caso podría así darse a conocer masivamente y sería más fácil encontrar una solución.

-        Por favor… ¿Podría despeinarse un poco? Con esa raya tan marcada no parece que esté usted atravesando una mala racha.
-          ¡En diez segundos entramos en directo!
-          Diez, nueve, ocho, siete, seis,….
-      ¡QUE CONECTEN DE UNA PUTA VEZ O NOS QUEDAMOS SIN TESTIMONIO! ¡ESTE HIJO DE PUTA NO PARA DE HUNDIRSE!
-          ¿Y dice usted que busca comida en la basura?
-          ¿Ha pensado en la posibilidad de prostituirse?
-          ¿Se dejaría cortar las piernas en directo a cambio de que lo saquemos de ahí?
-          ¡DEJADLO YA, DESPEDIDLE! ¡EN DIEZ SEGUNDOS ENTRAMOS CON EL FUTBOL!
-          Ufff… justito justito.
-        Al final quedó muy bien. La última toma, con la música… el plano que se abría y se abría mientras el tipo se hundía y se hundía. Ni preparándolo sale mejor. Esa desconexión justo en el momento en que el lodo lo cubre completamente, sin duda  un gran trabajo.

7 comentarios:

  1. Me suena... Lo tengo en la punta la lengua... Ahh¡¡¡ ya se. Es la pura realidad saltea con un poco de ironía.

    Acertada entrada.

    Te doy una idea para otro post: la crisis y los robobos en el gimnasio.

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  2. Nacho G. Cármenes20 de enero de 2014, 10:06

    Esta entrada, aunque un poco camuflada, está basada en hecho reales; creo incluso que te comenté algo. Los robos en el gimnasio intuyo que poco tienen que ver con la crisis. Si un imbecil se deja un movil de más de 500 euros en el suelo mientras hace posturitas delante de un espejo al otro extremo del local; es natural, los "listos" aparecerán, queramos o no, hasta debajo de las piedras.

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  3. El tipo que se hunde: ¿quién es? No se sabe. Anónimo. Uno cualquiera. Parece un círculo del infierno de Dante. Los demonios son la sociedad de masas.

    Hay que hundirse con dignidad, eso siempre. O sea: gorgoteando como una fuente seca.

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    1. Con dignidadnidad, siempre con dignidad, y a poder ser que no deje de tocar la orquesta.

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  4. Me has recordado al pequeño cuento "La ventana" donde un hombre lleva a otro hasta muerte en un hospital, los dos gravemente enfermos. Uno decide acabar con la vida del otro.
    Es de autor desconocido y no he podido encontrarlo en internet para que lo leas Nacho.
    Si quieres te lo cuento, aunque quizás lo conozcas.

    Muy bueno y como dice Felipe, la puta realidad. Pero somos así, nos gusta vivir aislados y eso tiene sus consecuencias.

    Perdón no era puta, sino pura:)

    Un besote.

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  5. Es un cuento pequeño del libro "Vitaminas para el alma". Jeje.

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