“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)

Donde no hay mata...

Hace un par de noches tuve tres sueños.
Primer sueño: Me veo a mi mismo caminando hacia la iglesia de mi antigua escuela. El viento me impide avanzar debido a su virulencia y me arrastra contra la pared del templo. En el patio del mismo, alguien conocido me invita a comer un melón maduro.
Segundo sueño: Siento y escucho el crepitar de un rayo y mi cuarto es inundado por una lluvia de fuego.
Tercer sueño: estoy en una estancia, delante de un diccionario y un libro de poemas. Logro ver un verso de Ausonio: “¿Cuál será el camino que seguiré en mi vida? De repente, un desconocido entra en el cuarto y me ofrece un libro abierto con dos palabras SI y NO.
Investigando sobre su posible interpretación me encuentro con la curiosa sorpresa de que hace 393 años René Descartes había tenido exactamente estos tres mismos sueños.
Para Descartes estos sueños fueros reveladores y cambiaron no solo su propia vida sino la historia de la Filosofía y de las Matemáticas. Yo, por mi parte, me desperté algo sobresaltado, me levanté a mear y seguí durmiendo dulce y plácidamente; y es que, como decía mi abuelo: “donde no hay mata, no hay patata”.

2 comentarios:

  1. Buena reflexión.
    Te referiras a tu mata de pelo.

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    1. Me temo, como tú ya bien sabes y el visionario de mi abuelo intuyó, que no es así.

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