“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)

Regalos

Soy muy despistado, tremendamente despistado y si a eso le sumamos que el orden no es precisamente una de mis virtudes, el resultado es, como no podía ser otro, que paso gran parte de mi tiempo buscando cosas que no sé exactamente dónde he dejado. Las llaves, la cartera, el paraguas, el reloj, la agenda, el móvil, el cargador del móvil o el mando del garaje son algunas de las cosas que pierdo prácticamente a diario. Normalmente, al cabo de diez, quince, veinte minutos, como mucho media hora, suelen aparecer en el lugar más insospechado. Pero hay veces que, determinadas cosas, no aparecen tan fácilmente y parecen perderse para siempre.
Como mi casa es pequeña y el estado de búsqueda es constante, no es raro que, de vez en cuando, el proceso sea a la inversa. De repente y como por arte de magia, aparecen  treinta euros, con los que no contaba, en el bolsillo pequeño de esa cazadora que ya no suelo usar; esa foto, que daba por perdida, la encuentro dentro de uno de los libros que dejo siempre a medio leer; o descubro, en el fondo de un armario, una antigua carta, de hace más de veinte años. Todas esas cosas olvidadas que el azar recupera, son regalos que compensan, con creces, su temporal pérdida.

2 comentarios:

  1. Para mi algo que no sé donde está no me importa.
    15 días. Si despues de 15 días no vuelvo a tocarlo o recordar su posición en mi universo va pa la basura.

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    1. En un inmenso agujero negro se convertirá todo mi universo. Pero bueno...al final todo vuelve y hoy mismo fuiste testigo de uno de esos felices hallazgos.

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