Por una traición al dios Zéus, éste me condenó a muerte y envió a su hermano Hades a que me enviara al reino de los muertos. Conseguí escapar en varias ocasiones de la intención de los dioses, pero finalmente tuve mi castigo. Se me condenó a recoger la cocina: limpiar los platos, la encimera, desengrasar los azulejos, rascar la vitrocerámica, barrer y fregar el suelo…, pero cuando toda la cocina parece recogida, llega el momento de la siguiente comida y tengo que empezar otra vez de nuevo y así, durante toda la eternidad.
Bonito simil el de la cocina.
ResponderEliminarLa felicidad está en aceptar nuestra roca y apreciarla, por el solo hecho de tenerla y de que es nuestra.
Te echaba de menos, tu blog está en mi itinerario, así es que no me falles.
Besos para el de los biberones. M. Nieves
Un sabio consejo, lo tendré muy en cuenta.
EliminarGracias por tu cometario. El pequeño está de lo más gracioso, para comérselo.
Yo la cocina la veo recogida.
ResponderEliminarTu poco a poco. No te vas a hacer un ama de casa de un día para otro
En ello estamos, en ello...
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