“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)
¡Jaque!
No te des por vencido
ni aun vencido,
no te sientas esclavo ni aun esclavo;
trémulo de pavor piénsate bravo
y arremete feroz ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora,
o como Lucifer, que nunca reza,
o como el robledal cuya grandeza
necesita del agua y no la implora.
¡Que muerda y vocifere vengadora
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
no te sientas esclavo ni aun esclavo;
trémulo de pavor piénsate bravo
y arremete feroz ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora,
o como Lucifer, que nunca reza,
o como el robledal cuya grandeza
necesita del agua y no la implora.
¡Que muerda y vocifere vengadora
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
Fragmento del poema “¡Avanti!”
Almafuerte (Pedro B. Palacios)
Almafuerte (Pedro B. Palacios)
Sin retorno
La nave de los loco (El Bosco) |
Al parecer una
empresa holandesa, Mars One, fundada por
el investigador y emprendedor Bas Landsdorp, pretende crear una colonia humana permanente en Marte.
Para evitar el elevadísimo coste que supone el regreso a Tierra, la idea es enviar
a estos colonos sin billete de vuelta. En
abril de 2023, los cuatro primeros hombres y mujeres se posarán sobre Marte. Se
sumarán, posteriormente, otros astronautas a un ritmo de 2 por año.
De momento, más de mil personas han enviado sus solicitudes para formar parte del proceso de selección. En cuanto estén instalados y completamente equipados en Marte los módulos: "Cervecería”, “Confitería”, “Kiosco de prensa” y “Estanco” me presento voluntario. Soy capaz de asumir ciertos riesgos pero calamidades… las justas.
De momento, más de mil personas han enviado sus solicitudes para formar parte del proceso de selección. En cuanto estén instalados y completamente equipados en Marte los módulos: "Cervecería”, “Confitería”, “Kiosco de prensa” y “Estanco” me presento voluntario. Soy capaz de asumir ciertos riesgos pero calamidades… las justas.
Igualito
Mi
abuelo Tano me contaba cómo cada vez que una persona sin recursos llegaba al
pueblo, una de las casas (se había establecido un sistema de turnos rotativos)
abría sus puertas para él. Comía, se aseaba, dormía y podía incluso llegar a pasar
allí varios días. Algunas veces realizaban algún tipo de trabajo para la casa,
pero no era lo común. Casi siempre daban noticias de familiares o conocidos de
otros pueblos por los que hubiesen pasado y eran utilizados para dar noticias a
personas de pueblos por los que fueran a pasar: “Hace un mes estuve en La Mata,
en casa de tu hermana Bina y me dijo que no te preocuparas por nada, que ya
estaba mucho mejor”. A pesar de ser una zona de pueblos muy humildes, a cualquier
necesitado que pasaba por allí nunca le faltaba un plato de comida, agua
caliente, un techo donde dormir y conversación, mucha conversación. Algunos
eran conocidos y habituales, como Enrique “el del caldero” (llevaba un caldero
donde lavaba su ropa) que como medio de vida iban de pueblo en pueblo, de casa
en casa, haciendo un largo recorrido de tal forma que pasaban por cada aldea varias
veces al año, pero la mayoría eran personas desconocidas que simplemente
pasaban por allí pidiendo ayuda y a las que les abrían no solo las puertas de sus
casas sino que compartían con ellos lo poco que en ellas había. Si esto se
hacía con un desconocido uno puede fácilmente imaginar (o ya no… no estoy
seguro) el grado de solidaridad que podría haber cuando por una mala cosecha,
la muerte de sus animales, un incendio o cualquier otra circunstancia, la
persona que se quedaba en la ruina y sin recursos para subsistir fuese un
vecino, un conocido, un familiar o un amigo.
Pero
que nadie se engañe, posiblemente se matarían los unos a los otros por la
herencia de unas sábanas, por las lindes de unas tierras o por el turno de
riego, pero cuando algo realmente importante ocurría, todo eso quedaba
temporalmente aparcado. Se dejaban unos a otros lo poco que tenían para comprar
tierras o simplemente hacer pan, entre todos reconstruían la casa quemada y
podía darse el caso de que el que más leche tenía fuese precisamente al que se
le había muerto la vaca, pues todos los vecinos acudían con una jarra en su
ayuda.
Gentes
duras, acostumbradas a las desgracias, casi todos sus días fueron de vacas
flacas. Sabían perfectamente que, en cualquier momento, el suelo se podría
abrir bajo sus pies, que ellos mismos podrían ser los próximos, y por eso mismo,
eran incapaces de dar la espalda a quienes corrían peor suerte aun que ellos. Del
Estado, igual que ahora, no podían esperar ningún bien y los bancos, como
ahora, tampoco daban crédito al que nada tenía. Trabajo si…, había y mucho,
tanto que había que trabajar dos días para poder comer uno. Aun así, nunca dudaban
en paliar, en la medida de sus posibilidades, las necesidades, y no solo materiales,
de todo aquel que por allí pasaba.
Hoy,
no mucho tiempo después de todo esto, la situación es prácticamente la misma,
vivo en un bunker al que llamo hogar, a mi vecino de puerta lo he visto sólo
tres veces, me molesta que suene el portero automático y nunca abro si suena el
timbre de la puerta. Igualito.
Te arrepentirás
"Cásate
y te arrepentirás, no te cases y también te arrepentirás; te cases o no te
cases, te arrepentirás de todos modos. Ríete de las locuras del mundo y te
arrepentirás, llora por las locuras del mundo y también te arrepentirás; te
rías o llores de las locuras del mundo igualmente te arrepentirás; tanto si ríes
como si lloras de ellas lo lamentarás de todos modos. Confía en una muchacha y
te arrepentirás; no confíes en ella y te arrepentirás igualmente.; le des o no
le des confianza te arrepentirás en ambos casos; tanto si le das confianza como
si no se la das lo lamentarás. Ahórcate y te arrepentirás, no te ahorques y
también te arrepentirás, te ahorques o no te ahorques, lo lamentaras; tanto si
te ahorcas como si no lo haces, lo
lamentarás de todos modos. Éste es, señores, el resumen de toda la sabiduría de
la vida”.
Sorel
Kierkegaard
Deja ir a tu pueblo
Aquí
yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la
porción de un día, para que yo pruebe si anda en mi ley, o no.
Ex 16:4
A mi amigo Leonardo, el científico,
ingeniero, inventor, arquitecto, urbanista, anatomista, botánico, escritor,
filósofo, artista, pintor, músico, poeta y escultor, al perfecto polímata, me
lo he encontrado esta mañana en una terminal del aeropuerto de Barajas, camino
de Alemania
Nota hallada en Adén
Mi
nombre es Arthur Rimbaud. A los diecisiete años, apenas llegado a París y tras
escuchar de mis labios el poema “le Bateau lvre” fuí llevado, por las calles de
París, a hombros de los más insignes poetas franceses de la época. Fui el enfant
terrible, el genio adolescente, el rebelde, el despectivo, el transgresor; con
sólo veinte años y aburrido de mi salvaje existencia decidí dejarlo todo y transformarme
en un simple emigrante en busca de trabajo y de fortuna. Cambié la condición de
poeta genial por la de trabajador abnegado, la literatura por la vida. Ayer buscaba
la libertad escribiendo y bebiendo absenta a morro en París, hoy la busco en
Abisinia trabajando duramente para poder volver a Francia millonario y así, cargado
de dinero, ser feliz, casarme y formar una familia. Tal vez el destino me tenga
reservada otra suerte, tal vez fracase, muera pobre en estas tierras miserables
y lo único que quede de mí sea todo aquello de lo que hoy reniego.
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