“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)

León y Sofia


“León y Sofía son muy diferentes. Él ama los jardines abandonados. Y ella adora los parterres ingleses, recortados en triángulos bien ordenados. A él le agrada perfumarse la cara, acariciando las nomeolvides en el bosque, sin arrancarlas. Ella prefiere los narcisos y disponerlos en jarrones, como adorno de la casa. A él le gusta vivir con la puerta abierta, para que pueda entrar la gente alegremente. Y ella, más celosa de su intimidad, no comprende que su marido acepte tantas visitas indiscretas. Y a menudo discuten agriamente, porque ella ha contratado un feroz guarda circasiano que azota a los campesinos cuando vienen a robar leña. Ella pasea con una marcha veloz y ágil. Pero él prefiere el caballo, la bicicleta, los patines y, en su afición por la gimnasia, los ejercicios de pesas. Él venera sus viejos abedules que, cuando sopla el viento, mueven sus ramas flexibles con un susurro que parece una voz lejana de mujer. Y ella los tala para plantar pinos, que son su árbol preferido. Pero lo curioso es que él ama los abedules porque son femeninos y lunáticos como ella. Y ella planta pinos porque le parecen fuertes y adustos como él.”
“Libro de Réquiems” de Mauricio Wiesenthal

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