“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)
La profecía
Abrí el frigorífico. Todas
las cervezas con alcohol, los yogures sin bifidus, la leche sin Omega3; el zumo
no es multivitamínico, ni la mermelada light; los tomates son de invernadero,
el maíz transgénico; el queso no es bajo en grasa, ni el jamón de york sin sal.
Y de repente... un susurro: “Guárdate de los idus de Marzo”Dos poemas de Zbigniew Herbert
DON COGITO LEE EL PERIÓDICO
En primera página
la noticia de la matanza de 120 soldados
la noticia de la matanza de 120 soldados
la guerra ya duraba
mucho
uno puede acostumbrarse
uno puede acostumbrarse
justo al lado
información
de un crimen espectacular
con el retrato del asesino
la mirada de Don Cogito
salta indiferente
la hecatombe de los soldados
para sumergirse con deleite
en la descripción del espanto cotidiano
un agricultor de unos treinta años
en una depresión nerviosa
mató a su mujer
y a sus dos pequeñuelos
con precisión se describen
la ejecución del crimen
la posición de los cuerpos
y otros detalles
a los 120 caídos
inútil es buscar en un mapa
la excesiva lejanía
los oculta como una jungla
no estimulan la imaginación
son demasiados
la cifra cero al final
los transforma en una abstracción
de un crimen espectacular
con el retrato del asesino
la mirada de Don Cogito
salta indiferente
la hecatombe de los soldados
para sumergirse con deleite
en la descripción del espanto cotidiano
un agricultor de unos treinta años
en una depresión nerviosa
mató a su mujer
y a sus dos pequeñuelos
con precisión se describen
la ejecución del crimen
la posición de los cuerpos
y otros detalles
a los 120 caídos
inútil es buscar en un mapa
la excesiva lejanía
los oculta como una jungla
no estimulan la imaginación
son demasiados
la cifra cero al final
los transforma en una abstracción
un tema para meditar:
la aritmética de la compasión
la aritmética de la compasión
"Don
Cogito" (1974)
los salarios son más altos los precios no dejan de caer
el trabajo físico no fatiga (a causa de la menor gravedad)
partir leña es como escribir a máquina
el sistema social es estable y los gobiernos sensatos
de verdad en el paraíso se está mejor que en cualquier parte.
En principio debía haber sido distinto
círculos luminosos coros y grados de abstracción
pero no se logró separar con precisión
el cuerpo de su alma esta llegaba hasta aquí
con una gota de grasa con un hilo de músculos
se imponía sacar algunas conclusiones
mezclar un grano de lo absoluto con un grano de arcilla
una desviación más de la doctrina la última desviación
solo Juan lo había previsto: resucitareis con vuestro cuerpo
A Dios lo contemplan unos pocos
es solo para aquellos de espíritu puro
los demás escuchan comunicados sobre sus milagros y diluvios
con el tiempo todos verán a Dios
pero cuándo sucederá no lo sabe nadie
De momento el sábado a las doce del mediodía
las sirenas mugen dulcemente
y de las fábricas salen proletarios celestes
llevando bajo el brazo sin garbo sus alas como violines
“Inscripción”
(1969)
El presunto
-
¡¡Nacho!! ¡Tú te estás dedicando a la
política! ¡Reconócelo!
-
Pero qué dices hombre…
-
¿Me tomas el pelo? Mira como tienes la
cama…
- Esa cama solo demuestra que ando mal del riego y que tengo que dormir con las piernas en alto.
- ¡¡Pero si está repleta de billetes de quinientos!!
- Y yo que sé…lo primero que encontré por ahí.
- No me jodas, no me jodas…
- Que sí oh, será por perres.
Mi otra vida
Es una idea que me ha
estado rondando la cabeza desde hace unos días. Ya he tomado la decisión. Voy a
inventarme otra vida.
No es que la mía no me
guste, no… me gusta y mucho. No me puedo quejar de nada, todo me va
relativamente bien y no encuentro (a nivel personal) motivos importantes de
queja. El problema, por llamarlo de algún modo, es que hace unos meses me ha
dado por escribir en un blog, que esta semana me he decidido por fin a usar
Facebook y que tal vez en unos días me abra una cuenta en Twitter. ¿Y dónde
está el problema?. Pues que soy una persona con una vida muy común, muy normal,
de gustos extremadamente sencillos y que
disfruta enormemente no haciendo nada. Temo que mi vida, al menos en estos
círculos, corre el riesgo de ser… poco presentable.
Lo primero que voy a
hacer es contratar a un guionista. Hay gente que contrata a alguien para que
haga las tareas de la casa, cuide a sus hijos, le limpien el coche, atiendan de
sus padres o le pinten la casa. Yo, que tengo todas esas necesidades cubiertas,
he llegado a la conclusión que lo que realmente necesito es un buen guionista. Ni
mi vida ni mi ingenio dan para mucho más y sería de gran ayuda disponer de alguien
que me tenga preparada siempre una buena historia, el mejor comentario, el más
ocurrente, la idea más genial o la más descerebrada y todo ello en el momento
oportuno. Alguien al que poder decir:
“Mándale un privado a Esther, por
favor. Si… esa, la que me dejó tirado como un perro y se largó con el guitarrista de aquél grupo
de rock tan famoso en la ciudad hace quince años. Sí, la misma. Con el tiempo el
guitarrista se convirtió en visitador médico, está todo el santo día
entrajetado y viven en un adosado en lo más pijo del lugar. Pero por favor…
dale al mensaje un toquecito canalla, que se joda y me eche de menos.”
Y lo segundo, un
especialista en diseño gráfico. Dicen que la tele engorda, no lo sé… lo que sí
sé con absoluta certeza, lo que he podido comprobar numerosas veces y es algo
que está fuera de toda duda es que mi cámara de fotos Nikon engorda. Creo que
se ha activado algún programa interno de reconocimiento de rostro y por algún
motivo extraño dicho programa falla; es verme a mí y la cámara se ensaña. Y con
el paso del tiempo la cámara va a peor, últimamente le da por sacarme con menos
pelo del que realmente tengo. Supongo que sea un defecto de fábrica del
software, pues noto el mismo fallo en las cámaras de amigos y familiares. El
caso es que creo no hacer ningún mal si un buen profesional es capaz de
devolver a la fotografía (tampoco pido más) la belleza del original.
Otro asunto importante
que tiene que ver con las fotos son los fondos. Me da uno pereza enorme viajar.
Además, vivo a más de 500km (aproximadamente cinco horas de coche, con niño
seis) de casi todas las personas que realmente me importan y cuando tengo
vacaciones, lo que menos me apetece es poner aún más tierra de por medio. Pero este
hecho tiene como consecuencia que los fondos de mis fotos son un tanto
monótonos. Nacho en casa, Nacho en el parque, Nacho en una comida familiar,
Nacho en…. He pensado que tal vez llamen más la atención un fondo tipo Nacho en
las Pirámides, Nacho en el Gran Cañón, Nacho sosteniendo la Torre de Pisa, o
algo sí. Después de todo el fondo, el decorado, es algo totalmente accesorio y
que no tiene la más mínima importancia.
Estas dos personas se encargarían de gestionar eficazmente todos estos aspectos relacionados con mi e-vida, mientras yo me dedico alegremente a la que siempre ha sido la mía.
Estas dos personas se encargarían de gestionar eficazmente todos estos aspectos relacionados con mi e-vida, mientras yo me dedico alegremente a la que siempre ha sido la mía.
Un par de amigos a los
que les he comentado la idea me han dicho:
“¡Pero Nacho! ¡Qué chifladura es
esa!. ¿De verdad no te das cuenta que es una idea de un cinismo y una
hipocresía que roza lo patológico?¿Pero por el amor de Dios, a quién pretendes
engañar?”
¿Hipocresía? No sé… tal
vez sí. Pero tampoco te creas tú que mucha más de la que suelo utilizar
habitualmente. En cuanto a quién pretendo engañar... obviamente, a mí mismo.
La nueva religión
Tienen uno de sus
templos en el parque que hay justo enfrente de mi casa. Uniformados con mallas ajustadas
y ropas de colores fosforitos, todos los días, a primera hora de la mañana y a
última de la tarde, se les puede ver procesionar.
La pereza y la gula son
algunos de sus pecados capitales y tienen terminantemente prohibido los
churros, los torreznos, mezclar los hidratos con las proteínas y el cigarrillo
de después. Sacrificios con los que esperan alcanzar la vida eterna.
Yo, que siempre los he mirado
con cierto recelo y que siempre he relacionado la felicidad con una cervecita,
una tapita y el humo de un Ducados, he sido víctima de la incansable labor de
proselitismo de mi doctora, ferviente feligresa y a la que visito regularmente.
Con una especie de catecismo o manual para torpes donde se describe un sencillo
método para iniciarse en la nueva liturgia y sus ritos, y la fe del
converso, me he tirado a la calle a dar mis primeras carreras. Solo espero que las
endorfinas comiencen a hacer pronto su trabajo.
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