León y Sofia


“León y Sofía son muy diferentes. Él ama los jardines abandonados. Y ella adora los parterres ingleses, recortados en triángulos bien ordenados. A él le agrada perfumarse la cara, acariciando las nomeolvides en el bosque, sin arrancarlas. Ella prefiere los narcisos y disponerlos en jarrones, como adorno de la casa. A él le gusta vivir con la puerta abierta, para que pueda entrar la gente alegremente. Y ella, más celosa de su intimidad, no comprende que su marido acepte tantas visitas indiscretas. Y a menudo discuten agriamente, porque ella ha contratado un feroz guarda circasiano que azota a los campesinos cuando vienen a robar leña. Ella pasea con una marcha veloz y ágil. Pero él prefiere el caballo, la bicicleta, los patines y, en su afición por la gimnasia, los ejercicios de pesas. Él venera sus viejos abedules que, cuando sopla el viento, mueven sus ramas flexibles con un susurro que parece una voz lejana de mujer. Y ella los tala para plantar pinos, que son su árbol preferido. Pero lo curioso es que él ama los abedules porque son femeninos y lunáticos como ella. Y ella planta pinos porque le parecen fuertes y adustos como él.”
“Libro de Réquiems” de Mauricio Wiesenthal

Superficialidad


 

Al contrario de lo que advierte el dicho popular a mí es el bosque el que me impide ver los arboles

Lugares comunes - Adolfo Aristarain


 
La lucidez. Alejandra Pizarnik
"La lucidez es un don y es un castigo, está todo en la palabra, lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama Lucifer, el lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de Lucifer, y Lucifer viene de Lux y de Fergus que quiere decir, el que tiene luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior, el bien y el mal, todo junto; el placer y el dolor. La lucidez es dolor y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría, será el placer de ser consciente de la propia lucidez, el silencio de la comprensión, el silencio del mero estar, en esto se van los años, en esto se fue la bella alegría animal.

El lúcido puede seguir viviendo mientras conserve el instinto de la especie, el impulso vital. Es muy posible que, con los años, esa fuerza oscura e instintiva se pierda. Es necesario entonces apelar a algo parecido a la fe; hay que inventarse un motivo, una meta que nos permita reemplazar el impulso animal perdido por una voluntad fríamente racional. Pero esa voluntad es muy difícil de mantener. De repente, sin motivo, se va, se apaga, desaparece. Es entonces cuando se sigue o no se sigue, se puede o no se puede. Y si no se puede no hay culpa. No importa el amor de los otros ni el amor que uno siente por ellos: si uno no sigue, todo sigue sin uno y sigue igual. Todo pasa, pasa la ausencia. Se conoce la muerte antes de morir, es un final antiguo, un final muy común, es un final deseado que se espera sin temor porque uno lo ha vivido ya muchas veces. Todo da igual."


Reciclaje


Ayer tarde conocí a una persona misteriosa. Aún ahora, varias horas después del encuentro, no salgo de mi asombro. Dudo si el encuentro fue real o tan solo el producto de ni imaginación; no sé si me tomó el pelo o sencillamente estaba loco.
No recuerdo bien cómo ni por qué comenzamos a hablar, supongo que de la forma más trivial, ni cómo la conversación nos llevó a que me explicara de la forma más natural del mundo que se dedicaba a recolectar sueños:
 
No te puedes ni imaginar, me dijo, la cantidad de sueños que desecha la gente. Quieren ser futbolistas, bailarinas, dejar el trabajo y dedicarse a viajar, escribir un libro, ver su nombre en letras gigantes en un teatro de Broadway, subir al Everest, yo que sé… Luego, por alguna razón extraña, priorizan otras cosas, no encuentran el valor, la fuerza o la dedicación necesaria, los posponen, esperan tiempos más propicios y poco a poco, sin apenas darse cuenta, el olvido. Si uno se fija bien puede encontrar sueños abandonados por cualquier sitio.
 
Jamás he robado a nadie. Simplemente, me agacho, los recojo y me voy. Luego viene el trabajo realmente engorroso, el proceso de separación y clasificación. ¿Que qué hago con tanto sueño?  Todo comenzó como un hobby, coleccionaba sueños como quien colecciona monedas o sellos; pero le vi filón comercial y ahora me dedico a venderlos al por mayor o a subastarlos al mejor precio. ¿Y tú, a que te dedicas?
 
La conversación continuó por los cauces “normales” y ni yo me atrevía a preguntar más ni él me dio más explicaciones.

Aunque sea en el último momento

  A pesar de su mala fama yo he tenido desde niño una clara vocación hacia el oficio de rentista. Desde que en el colegio me enseñaron las reglas básicas de la aritmética no he parado de calcular. Calculo, casi de forma obsesiva, la cantidad de dinero que necesito atesorar para poder vivir el resto de mi vida sin trabajar. Son muchos los que, con la mejor de las intenciones, me exhortan a que renuncie. No tengo antecedentes familiares y este es un oficio que suele heredarse de padres a hijos. No desespero, sé que el tiempo es una variable que juega a mi favor reduciendo el importe necesario. Más tarde o más temprano llegará el día en que al final cuadrarán las cuentas.

De pensamiento, palabra, obra y omisión


Los pecados de pensamiento pueden considerarse que ni son pecados ni son nada. A fin de cuentas no le hacemos mal a nadie. Con los de palabra nos queda el consuelo de quedar al menos a gusto,  como se suele decir “más anchos que panchos”. Los de obra suelen dejar un regusto de placer “the special pleasure of do it something wrong”. Pero los de omisión son sin duda los más terribles… No encuentro en ellos nada bueno o digno de elogio. Con el pecado se arrastra siempre la penitencia. Desde el primer segundo sabe uno que el remordimiento durará para toda la vida y que regresará siempre, como un fantasma, el recuerdo de la oportunidad perdida.
 

14 de febrero

Hoy es 14 de febrero…. ¡¡Viva San Fermín!!
En realidad soy un clásico y sé que me pasaré el día tarareando esta canción.


 

Programas de Animación a la Lectura



Cada vez que veo un cartel de esos que incitan a la lectura en librerías, bibliotecas, centros culturales, o lugares por el estilo,  no puedo menos que sonreír. En los diferentes Institutos en los que he trabajado son muchos los Planes de Animación a la Lectura que se han desarrollado y muy variadas las actividades que se han llevado a cabo: jornadas de intercambio de libros, lecturas colectivas, charlas con autores, mesas redondas, ¡qué sé yo…!. Y cada vez que asisto a una de ellas tengo siempre el mismo pensamiento. He estado varias veces a punto de tomar la palabra y explicar a todos aquellos jóvenes un par de cosas y advertirles del riesgo que supone hacer caso de todas esas majaderías.
El dramaturgo Heinrich von Kleist se suicida con su amante a orillas del pequeño río Wannsee, cerca de Berlín. Larra pone fin a sus días, con veintisiete años,  disparándose un tiro en la sien. Ernest Hemingway (el que parece que vivía en una continua fiesta) se dispara en la frente con una escopeta de caza. Virginia Woolf se lanzó al río Ouse, en Rodemell con varios montones de piedras en los bolsillos. Yukio Mishima se suicida siguiendo el milenario rito de los samuráis. Sylvia Plath abre la llave del gas y mete la cabeza en el horno. Paul Celan se arroja a las aguas del Sena a su paso por París. Cesare Pavese ingiere dieciséis envases de somnífero y muere. Tomás González, el día de su vigesimosexto cumpleaños, tras regalarle a su madre flores y un poema, abrió la ventana y se arrojó al vacío.Violeta Parra, cantante (la de “gracias a la vida… que me ha dado tanto…”), compositora, pintora, poeta, hija y hermana de poetas se suicida el 5 de febrero de 1967. José Agustín Goytisolo se arrojó al vacío desde el balcón de su casa. Wenceslao Rodríguez fue encontrado colgado de una viga de la pensión donde vivía. Marina Tsvetaeva se ahorcó en Elábuga. Leopoldo Lugones quema sus libros y muere por ingestión de cicuta.Sergei Esenin se ahorca en el hotel Angleterre después de escribir unos versos con su sangre. La lista sigue y sigue y sigue…

Catulo, poeta y borracho declarado, cantaba las glorias del vino. Del poeta chino Li Po se dice que murió ahogado en el río Yangzi, habiendo caído de su bote al intentar abrazar el reflejo de la luna, estando bajo los efectos del alcohol. El vino fue inseparable del dramaturgo Lope de Vega. Edgar Allan Poe murió después de haber sido encontrado tirado en la calle, frente a una taberna, en estado de delirum tremens. Baudelaire, Swinburne, Verlaine, o Thomas de Quincey hacen del alcohol y la literatura algo inseparable.  De los 7 premios Nóbel Norteamericanos, 5 de ellos eran alcohólicos (Sinclair Lewis, Eugene O’neill, Wiliam Faulkner, Ernest Hemingway y John Steinbeck). Otros autores como: Jack London, F. S. Fitzgerald, Thomas Wolfe, Dashiell Hammett, Tennessee Williams, Truman Capote, Raymond Carver, etc.. creyeron que la forma correcta de acercarse a las “musas” era bebiendo constantemente. James Joyce era adicto al whisky y Samuel Beckett, quien fue su secretario por un tiempo, heredó su gusto por el preciado líquido. Dylan Thomas cogió con 17 años el hábito de beber; habito que lo llevaría finalmente a la muerte.
 
La lista de suicidas, alcohólicos, depresivos, drogadictos, puteros, ludópatas, maltratadores o cualquier combinación de ellas podría ser interminable… Me temo que algo menos de sensibilidad y literatura y un oficio un poco más mundano (por ejemplo matarife en el matadero municipal) les habría ofrecido una vida infinitamente más feliz.
Leer tiene efectos secundarios y alguno de ellos muy graves. Te llena de angustias, de dudas y elimina todo rastro de certeza… Todo aquello que creías verdadero, todo aquello que te habían enseñado o que habías aprendido, esas cuatro o cinco verdades absolutas en las que uno necesita creer para tirar para adelante y que en muchos casos se te han entregado como legado familiar o cultural saltará por los aires roto en mil pedazos. Hay que ser muy fuerte para vivir, sin angustiarse, pisando una tierra que se abre continuamente bajo tus pies y quien lo consigue, a veces, es a costa de sentir que su reino ya no es de este mundo.

La lectura da conocimiento. Jajajajaja. ¿Para qué sirve tanto conocimiento? Heráclito murió asfixiado en el estiércol. Empédocles se zambulló en el Etna esperando convertirse así en un dios. Las últimas palabras de Hegel refiriéndose a sí mismo, reflejan su angustia y fueron: «sólo un hombre me ha comprendido en la vida, y aun él creo que no me comprendió». Nietzsche acabó sus días totalmente transtornado y loco... para qué seguir.
 
Alguien debería advertir a esos jóvenes que se dejen de tanta lectura y que vivan, que vivan hasta que no puedan más. Y sólo entonces, tal vez, estén preparados para alimentar con libros, dar alas y enfrentarse a la bestia más peligrosa que jamás conocerán: uno mismo.

Sin cuarteles de invierno

 

 
 
Antiguamente las guerras se interrumpían con la llegada del mal tiempo. Las tropas se acantonaban en sus cuarteles de invierno y rudos y crueles guerreros esperaban, con el ansia de un poeta, la llegada de la primavera.
 
Hoy, el negocio de la guerra se ha adaptado a los tiempos y sus puertas permanecen siempre abiertas: 24 horas al día, 7 días a la semana, los 365 días del año. Business must go on.
 
Tal vez sea esa la razón por la que últimamente se elija para instalar este tipo de empresas paises con climas más benignos.
  
 
Conflictos armados en la actualidad
 
 
 
 
 Conflicto armado en Colombia
Guerra de Afganistán
Guerra en Somalia
Insurgencia en Irak
Guerras en el noroeste de Pakistán
Guerra contra el narcotráfico en México
Conflicto interno en Sudán
Guerra civil en Siria
Conflicto interno en Birmania
Conflicto palestino-israelí
Insurgencia en la India
Insurgencia en Filipinas
Conflicto en Papúa
Insurgencia en Laos
Conflicto Turquia-PKK
Conflicto de Casamance
Insurgencia del Ejercito de Resistencia del Señor
Insurgencia en Jammu y Cachemira
Conflicto en Cabinda
Insurgencia en Ogaden
Insurgencia en el Magreb
Conflicto de Sa’dah
Conflicto del Delta del Níger
Conflicto de Baluchistán
Insurgencia en el Sur de Tailandia
Disputa fronteriza camboyana-tailandesa
Insurgencia en el Cáucaso Norte
Insurgencia en Yemen del Sur
Rebelión en Baréin
Insurgencia en Libia
Rebelión tuareg
Insurgencia en el Sinaí
Conflicto en el Líbano
Intervención militar en Malí
 
 
 
 
 

Por amor al arte




Hace unas semanas visité el Centro de Arte Moderno. La exposición de uno de los mejores artistas conceptuales del mundo ha revuelto y conmocionado la pequeña ciudad en la que vivo. La verdad es que no soy yo muy de arte conceptual; aún así, no quise perderme la exposición, a la que asistí acompañado por un amigo, entendido y apasionado por todo lo relacionado con este mundo del arte contemporáneo.
Estábamos contemplando, yo atónito y mi amigo prácticamente extasiado, la "extremada belleza" de una silla con las patas dobladas, un bote de cristal con macarrones de colores,  unos ladrillos hechos añicos (obra, por cierto, muy exaltada por la crítica por plasmar de una forma inigualable la actual situación económica), cuando de repente una pieza colgada de la pared llamó su atención. Me comentó:

“Fíjate, la utilización del metal muestra la dureza de los tiempos actuales. Su color rojo vivo y los símbolos grabados advierten del peligro inminente que acosa al hombre, representan su destrucción total, el Apocalipsis del mundo tal y como lo conocemos. La leyenda que indica utilizar sólo en caso de emergencia es clara: en el último momento, cuando todo se derrumbe, cuando todo se venga abajo, sólo esta pieza, símbolo de la sensibilidad extrema y del arte en general, nos salvará”.
Estábamos en esas cuando discretamente se acercó a nosotros uno de los vigilantes de la sala para decirnos:

“Si lo desean pueden continuar la visita por esa puerta, eso no es más que el extintor.  No… No…  no se preocupen, no han sido ustedes los únicos, llevo toda la mañana haciendo la misma advertencia. La mayoría incluso se saca fotos con él.”
Hoy he repetido visita acompañando a unos familiares. El extintor seguía allí, colgado en la misma pared, pero ahora dentro de una vitrina de cristal blindado, con un guardia de seguridad a cada lado y un trabajador del museo indicando a los cientos de visitantes que se agolpaban alrededor: “No flash, por favor… no flash”

Juventud



Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.
Sócrates( 470 ac-399 ac)



Mira tú que va a ser verdad eso de que la juventud ha cambiado que es una barbaridad…


He visto cosas...


«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.»

De la película “Blade Runner” (1982)